Es increíble lo pesado que puede sentirse el peso del vacío, cuánto espacio puede ocupar en nuestra alma, cuánto dolor puede ser causado por algo que ni siquiera está allí. Pero mientras nosotros vemos al vacío de nuestra vida como nuestro mayor problema, así no es como lo ve Dios. Cuando Dios mira en los lugares vacíos de nuestra vida, él ve su mayor oportunidad. Dios hace su mejor obra en el vacío de . . .

• Nuestro insaciable deseo de cosas que no satisfacen
• Nuestras decepciones relacionales y nuestra soledad
• Nuestra búsqueda frustrada de propósito y significado
• Nuestro deseo implacable de comodidad y seguridad
• Nuestra lucha continua por vivir con pérdidas y sueños incumplidos

Acompañe a Nancy Guthrie a descubrir por qué el vacío nunca ha sido, y nunca será, un problema para Dios. Conforme Nancy muestra qué hay detrás del telón de la obra que hace Dios para llenar el vacío, como se revela a lo largo de la Biblia, usted experimentará página tras página de gracia y esperanza de que su vacío puede ser, y será, llenado. Comenzará a ver que Dios realmente hace sus mejores obras en lo vacío . . . cuando lo llena de sí mismo.

It’s amazing how heavy the weight of emptiness can feel, how much room it can take up in our souls, how much pain can be caused by something that isn’t even there. But while we may see the emptiness of our lives as our greatest problem, that’s not how God sees it. When God looks into the empty places of our lives, He sees His greatest opportunity. God does His best work in the emptiness of our . . .

• Insatiable craving for things that don’t satisfy
• Relational disappointments and loneliness
• Frustrated search for purpose and meaning
• Relentless desire for comfort and security
• Ongoing struggle to live with loss and unfulfilled dreams

Join Nancy Guthrie in discovering why emptiness has never been, and never will be, a problem to God. As Nancy pulls back the curtain on God’s work to fill up emptiness as revealed throughout the Bible, you’ll experience page after page of grace and hope that your emptiness can and will be filled. You’ll begin to see that God really does do His best work with empty—as He fills it with Himself.